¿Qué aporta el osteópata?
El embarazo y el nacimiento son unos procesos conocidos desde hace tiempo y el osteópata no aporta conocimientos nuevos y revolucionarios sobre dichos procesos.
Lo que sí aporta, es una mirada diferente…
A veces es suficiente con enfocar un problema de otra manera
para descubrir soluciones sencillas en las cuales no habíamos pensado.
- La mirada habitual de los profesionales sanitarios sobre los procesos de embarazo y de nacimiento es una mirada exterior;
- El osteópata, debido a la singular manera que tiene de contactar con lo viviente (mediante su palpación) recibe las «confidencias» de las estructuras corporales del niño;
- Y la historia que le cuentan es a veces –más bien a menudo– muy particular…
Exteriormente, todo puede parecer normal
- el embarazo ha ido bien, sin ningún contratiempo, ni problemas mayores;
- el nacimiento tuvo lugar a término;
- el parto fue inducido o no;
- se ha puesto o no la epidural;
- el bebé nació sin dificultades mayores;
- lloró enseguida;
- no presenta una deformación craneal, ni anomalías detectables.
Interiormente, el osteópata puede descubrir varias anomalías
- pueden haber compresiones sobre la columna vertebral o sobre la base del cráneo;
- el mismo cráneo puede estar denso y poco móvil, incluso deformado;
- su mecánica puede estar alterada.
Existen manifestaciones que pueden dejar entrever algunas dificultades
- a nivel de la cabeza: el niño la inclina siempre de un mismo lado;
- a nivel del sueño: se duerme con dificultad, se despierta a menudo, pesadillas;
- a nivel de la digestión: cólicos dolorosos, regurgitaciones;
- a nivel del estado nervioso: una calma o, por el contrario una nerviosidad anormales.
Por lo general, los profesionales que se ocupan del nacimiento o de la primera infancia consideran que estos síntomas son habituales y banales.
Sin embargo, estas manifestaciones indican un mal-estar evidente y deben evocar restricciones y/o anomalías en el funcionamiento del mecanismo cráneo-sacro y vertebral del niño.
Mencionemos también manifestaciones más graves
Uno o varios síntomas expuestos anteriormente pueden adquirir proporciones inquietantes y molestas para el niño y su familia:
- reflujo digestivo importante;
- deformaciones craneales presentes desde el nacimiento o que aparecen posteriormente;
- alineamientos incorrectos o torsiones en los miembros;
- retrasos o anomalías en el desarrollo psicomotor habitual del niño.
Aquí también merece la pena consultar al osteópata, al menos para verificar que dichas dificultades están relacionadas, o no, con un sufrimiento en el sistema corporal del niño.
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